jueves, 5 de agosto de 2010

SALIDA HACIA WASHINGTON

Tras pegar una madrugasda increible, suponiendo que es el primer dia de tus vacaciones y encima es sábado…. Levantarte a las 6 de la mañana (o como dicen en eeuu las 6 a.m) no está nada mal.

Despues de pringar a dos personas con vehiculo propio (a la cual siempre estaremos muy agradecidos) pegate 30 minutos de viaje direccion -- Aeropuerto.

Tras librar el terrible atasco de la entrada al aeropuerto, joder! Parecia que todo el mundo saliamos a las 6 de la mañana. Cruzamos la T1 para poder facturar nuestras miserias (=maletas). Despues de una conversacion bastante poco fructifera con un señor de camisa blanca (el que nos hacia la facturación), que por sus cojones no nos sentó juntos, conseguimos facturar nuestras maletas y nos dirijimos a la sala de espera de los vuelos de estados unidos, no sin antes cagarnos en el señor de la camisa blanca, despues de pagar 12€ por plastificar las maletas y decirnos que esta prohibidisimo y que encima, nos petaran los candados para revisarnos la maleta sin pedirnos ni siquiera permiso, pero eso si, dejando una educada nota dentro de la maleta diciendo… “hemos abierto su maleta por su propia seguridad” -- ¡LOS COJONES!

Se supone que hay que estar una hora y media antes para pasar los mistiscos y poderosos controles de seguridad para volar a EEUU -- ¡LOS COJONES, tambien! Simplemente entregamos el pasaporte en 2 controles más, pero ni nos miraron, ni leches y como seis gilipollas ya estabamos en la puerta de embarque delante del avion y nos faltaban casi 2 horas para despegar, las que perdimos muy dignamente, tirados en el suelo y yendo al punto de fumadores cada 20 minutos.



A las 10:30 se abrió la puerta de embarque y como habia overbooking solo embarcaron los billetes que tenian prioridad; es decir,los que en su billete ponia 1 y 2, que sorpresa la nuestra que tras haber llegado los primeros teníamos prioridad 3, ¡JODELO! Nuestros temores mas grandes se hicieron realidad cuando llegamos al avión y, efectivamente, estaba hasta el ojete y cada uno estábamos en una punta y ni siquiera en la misma hilera, muy hábilmente, Coke y Elena, negociaron un cambio de asientos con sus respectivos acompañantes, lo mismo hicieron Irene y Nuria, lo que dejaba a David y a Jorge en la cola del avión, separados y sin conocer a nadie.


En vista de la situación que se terciaba, David y la señorita que se sentaba al lado suyo, tuvieron que echar una carrera haber quien dormía mas, y aunque parezca mentira… ganó la señorita con una ventaja de 3 cuerpos, si de las 8 horas que duro el vuelo estuvo despierta 20 minutos, fue de rebote.

Tras 8 cansinas horas de vuelo, llegamos a Washington, hogar de Obama y con los ojetes tan cerrados que no entraba ni el bigote de una gamba a martillazos, nos dirijimos, nervisonamente, hacia los famosos controles de aduana americanos… ¡ay, que miedito, ni que fueramos a entrar en Mordor Capital! Siguiendo las indicaciones de un señor muy majo que podía medir 2m de largo por 2m de ancho nos dirijimos a una cola estilo Guantanamo donde una vario pinta fauna de extranjeros procedíamos a intentar entrar en su país.

Con el ojete mas prieto, si cabe, se fue acercando nuestro turno. Y que sorpresa la nuestra cuando nos toco pasar y aquel control era de “chichipán”, 4 preguntas básicas en ingles estilo… de donde eres… cuantos días vas a estar… vienes por ocio… vienes solo… y primer control SUPERADO!

Nos dirijimos a recoger nuestras maletas con el gusanillo de si ese era o no el control chungo, y nos encontramos las maletas apartadas en una esquina y sorprendentemente ninguna estaba petada y los candados permanecían intactos. Con nuestro equipaje nos dirijimos hacia el que pensábamos que seria el gran control, donde nos atendió un señor muy majo, que no miro los pasaportes ni siquiera y cuando lo pasamos, ya estábamos en Washington.

Despues de salir corriendo a fumarnos un cigarro contratamos un shuttle o lanzadera por unos 15$ por cabeza que nos llevo tranquilamente a la puerta del hotel.

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